A 45 años de la última dictadura militar, muchos autores argentinos ya tomaron esa época de la historia como marco para sus ficciones: por nombrar algunos, Fogwill, Carlos Gamerro, Liliana Heker, Martín Kohan, Claudio Zeiger, Rodrigo Fresán, Lázaro Covadlo y José Pablo Feinmann, en la novela que nos ocupa.
Publicada en 2003 por Grupo Norma y reeditada por @pagina12 en 2007, "La crítica de las armas" narra dos historias cruzadas: la de un hombre en 2001 que está por matar a su madre, internada en un geriátrico; y la de su pasado militante durante el Proceso, cuando le descubren un cáncer. Ambos relatos tienen como protagonista al filósofo Pablo Epstein, aunque no como único narrador: la novela –una lucha desesperada contra el terror a morir– se arma en base al discurso de otros: un diario íntimo, voces de amigos y familiares, la palabra de un médico, los comunicados de la Junta Militar.
Exorcizar los horrores de la Patria y matar a la madre es solo una de las analogías que traza el autor y es este procedimiento el que hace de "La crítica de las armas" un prodigio narrativo. No hay un solo dato gratuito sino un método voraz de asociaciones. Se lee: "Nada es posible narrar sin sentir que hay que narrarlo todo". Así, la quimioterapia se corresponde con la tortura; el geriátrico con los campos clandestinos; los gritos de gol en el Mundial 78 con los de los detenidos en la ESMA.
La novela de @feinmannjosepablo incluye también el apunte filosófico, copiosas notas a pie de página y una teoría acerca de la Historia pensada como una diagonal. Esta idea se proyecta hasta el presente en clave de juicio moral: las atrocidades ocurridas, señala el narrador, tienen su origen en haber sido todos "cómplices y cobardes". En ese sentido esta ficción se adelantó a la realidad política, que pocos años después rebautizó ese periodo de la historia argentina como "dictadura cívico-militar".
Edición de Página/12